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¿Están preparados los sistemas para el auge de la movilidad eléctrica?

Actualizado: 22 nov 2021


Para 2050, se prevé que el número de habitantes del planeta alcance los 9,000 millones, casi 2,000 millones de personas más que hoy. Muchas personas de países con economías emergentes se sumarán a la clase media global. Comprarán refrigeradores, computadoras y otros aparatos que consumen energía. Y muchas de ellas comprarán automóviles, cuyo número en las calles se espera, al menos, se duplique, aunque se prevé que aumentará aún más.



Nuestras ciudades son, cada vez más, el motor de nuestra economía. Aproximadamente tres cuartas partes de la población mundial vivirá en ciudades a mediados de este siglo, lo que pondrá más presión en la obtención de recursos alimenticios, de agua y de energía, que son esenciales para nuestro bienestar y nuestra prosperidad en común. Pero este crecimiento va acompañado de muchos retos tecnológicos, económicos y medio ambientales en los que la preocupación El cambio climático está a la vanguardia de múltiples movimientos sociales, políticos y económicos. La industria de los vehículos eléctricos podría estar aprovechando ese sentimiento para promocionarse. En una encuesta de Deloitte a 1.500 personas, el 68 % de los participantes estaba muy preocupado por su huella de carbono.


Con el aumento de las ayudas gubernamentales hacia este tipo de vehículos y la confianza del cliente, la popularidad de los coches eléctricos también aumenta exponencialmente. En 2019 se vendieron más vehículos de cero emisiones que nunca (2020 ha sido un desastre para todos), y se prevé que el 12 % de los modelos nuevos vendidos en todo el mundo serán eléctricos en 2025, y la mitad en 2040. Además, los distintos gobiernos occidentales ya se están poniendo de acuerdo para que esto se pueda cumplir.





Un gran reto de planificación e infraestructura


¿Pero de dónde saldrá la energía necesaria para alimentar los coches eléctricos? No es sencillo estimar este impacto. Sin embargo, toda esta energía sin duda vendrá en su mayoría de las redes eléctricas de las ciudades y en la media que aumente el numero de vehículos eléctricos aumentara la demanda de energía eléctrica.


Es por eso que se requerirán estudios en inversiones cuantiosas en generación, transmisión y distribución de energía eléctrica para suplir el requerimiento que supone el cambio la movilidad eléctrica.





Las compañías de electricidad tanto estadales como privadas ya deben estar haciendo sus estudios para poder responder en el corto y mediano plazo, so pena de que una mala planificación las lleve a ser sobrepasadas por el cambio que ya es inevitable e inminente.


Pocos gobiernos e instituciones parecen estar preparados para afrontar estos retos. En el corto y mediano plazo será necesario aumentar en una proporción que muy probablemente puede llegar al doble de la capacidad instalada, en un horizonte de entre diez a quince años.


Es sabido que las inversiones en infraestructura de sistemas eléctricos se concentran cerca del 60% en la distribución y de este monto, el 50 a 60% corresponde a la inversión en transformadores. Es por ello que podríamos estar ante un histórico aumento de la demanda de transformadores en niveles de Transmisión, Sub transmisión y distribución.


El transformador seco encapsulado en resina dadas sus demostradas ventajas parece ser el elemento ideal que complementará este crecimiento dado sus indiscutibles ventajas como de seguridad y ambientales, correspondientes en su totalidad con la necesidad de mas puntos de recarga dentro de las ciudades.





Factores podrían frenar el auge de la movilidad eléctrica


1. Imposibilidad de los usuarios de recargar sus vehículos dentro de la ciudad. Son pocos los puntos de recarga públicos en las ciudades y la instalación en las viviendas incrementa aún más el coste de adquisición del vehículo.


2. Tiempo de recarga. Indudablemente el tiempo de recarga es mucho mayor que el de un vehículo convencional, pero también depende del punto de recarga que utilicemos. La recarga rápida tarda entre 15 y 30 minutos, la recarga semirápida entre 1,5 y 3 horas y la recarga lenta tarda entre 5 y 8 horas.


3. Elevado coste de adquisición y poca autonomía. El precio de los coches eléctricos sigue siendo elevado (incluso con las ayudas del gobierno). Además, la distancia que podemos recorrer con una sola carga es relativamente corta (entre 300 y 400 kilómetros), lo que dificulta realizar largos trayectos.


4. Los servicios de carsharing no son rentables en ciudades pequeñas. Un menor número de personas significa un mercado más pequeño. Si además sumamos que en estas ciudades la mayoría de las personas tiene coche propio, el servicio resulta inviable.





Los coches eléctricos no son tan limpios, pero el futuro les pertenece


En comparación con un vehículo de combustión, durante su vida útil, un coche eléctrico es mucho más ecológico. Sin embargo, el debate se centra en el cálculo de las emisiones de los vehículos eléctricos durante toda su vida, desde la producción hasta el reciclaje o reutilización final. En este caso, entra en juego el coste medioambiental que supone la fabricación de las baterías que, en cualquier caso, depende del mix energético del país del que proceden. Y también hay que tener en cuenta la capacidad de reciclaje o de reutilización que se tenga sobre la batería una vez que ya no es útil en un coche eléctrico.


Un coche eléctrico no contamina más durante toda su vida que uno de combustión. Pero en opinión de algunos expertos, se le pide a la industria que comunique abiertamente cómo se fabrican los coches eléctricos y también exigen unas normas comunes que todos los fabricantes puedan cumplir. Pero pese a esto, se puede afirmar rotundamente que el futuro le pertenece al coche eléctrico.





¿Son los coches eléctricos la burbuja del futuro inmediato?


En los tiempos que corren, los vehículos eléctricos son anunciados como la salvación de la automoción, a la par que los motores de combustión interna son demonizados cada vez más por gobiernos, medios de comunicación y conciudadanos. En este caso no buscamos hacer hincapié en sus ventajas y desventajas, sino en un detalle que recuerda a lo que ocurrió en la década de los 90 con los los dominios en la red.


Haciendo un breve recordatorio, la burbuja de las puntocom de finales del siglo XX (entre 1997 y 2001) fue una lección bastante costosa de especulación desenfrenada y expectativas poco realistas. Esta burbuja bursátil, lógicamente, coincidió con el período de crecimiento masivo en el uso y la adopción de Internet. Dos décadas más tarde, el mismo patrón puede haber surgido en el panorama de los coches eléctricos, o al menos eso es lo que declara un informe realizado por Harvard International Review.





En los últimos años, la industria de los fabricantes de vehículos eléctricos ha experimentado grandes aumentos en cuanto a subsidios gubernamentales, la confianza del consumidor y la popularidad. Durante la década pasada, de hecho, ha habido una explosión en la cantidad de subsidios ofrecidos a empresas en la mayor parte del globo. ¿Cuántos puntos de recarga se han construido y se van a construir en el futuro? ¿Qué empresa automovilística no tiene en mente diseñar vehículos movidos por baterías?

Tanto los consumidores como los inversores están apostando por los vehículos eléctricos, no hay duda. Pero con el surgimiento de una nueva generación de inversionistas, existe una creciente preocupación ante la posibilidad de haber creado una burbuja. El autor del estudio señala que, al igual que las empresas del puntocom sobreinfladas que no pudieron cumplir sus promesas, los analistas ven el mismo tipo de sobreinflación de acciones con las nuevas empresas (start-up) dedicadas a los vehículos eléctricos.


Los ejemplos incluyen a las compañías estadounidenses de camiones eléctricos y diésel-eléctricos Nikola y Hyliion, respectivamente, los cuales han experimentado grandes pérdidas en su valor en los últimos meses. Sin embargo, como resultado de productos y de procesos tecnológicos ya probados, la industria de los coches eléctricos está en un lugar ligeramente distinto de la burbuja tecnológica de 1999, con menos variaciones de ganancias el día en que salen a bolsa, pero igualmente volátiles con el tiempo.


Si bien es difícil precisar por qué las acciones de las empresas de vehículos eléctricos están atrayendo tanta atención, el autor del estudio señala dos posibles explicaciones: en primer lugar, la accesibilidad de la microinversión gracias a aplicaciones como r/Wallstreetbets y Robinhood a expensas de las masas de personas que sobrevaloran las acciones y hacen que sus precios aumenten con poco o ningún mérito; y en segundo lugar, el dinero que se ha inyectado en la economía en forma de estímulo y desempleo.


Si los aficionados son los culpables de invertir dinero en inversiones arriesgadas, entonces la burbuja puede estallar. Porque con el aumento de la euforia del mercado, las valoraciones financieras escandalosas en casi todas las métricas y una serie de aficionados que depositan su confianza en inversiones arriesgadas, es difícil decir que no ha surgido una burbuja. Dicho esto, la mayoría de los gobiernos están intentando que la transición hacia el coche de cero emisiones sea una posibilidad para la gran mayoría más pronto que tarde.



Más puntos de recarga


De acuerdo con la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles, la falta de puntos de recarga es el problema más acuciante. Representa la principal barrera de adopción para los consumidores. El motivo es evidente: ¿a quién le interesa comprar un coche que no se puede recargar fácilmente?


Otros estudios señalan que alrededor 30 millones de vehículos (un 80 % del parque automotor) duermen en la calle, donde no se tienen suficientes puntos de recarga eléctrica. Es evidente que la transición hacia una movilidad sostenible pasa por mejorar las infraestructuras de las ciudades para atender a esta creciente demanda.


Es aquí donde algunas empresas trabajan para transformar las urbes en ciudades inteligentes. Con la instalación de puntos de recarga multipropósito, fusionan innovación, tecnología y una visión emprendedora para dar solución a este problema.


Dentro de pocos años, los puntos de recarga para vehículos eléctricos se convertirán en un elemento urbano más en nuestras ciudades. Esto exige una estrecha colaboración entre empresas y gobiernos para regular los parámetros y concesiones de este nuevo mercado.



Coches cargados con energía solar


Con la integración de paneles fotovoltaicos en los puntos de recarga, la energía se genera donde es consumida. Esta estrategia reducirá las pérdidas debidas a su transporte y las emisiones de CO₂ relacionadas con su producción.


El ejemplo de esta tecnología más visible a nivel mundial son los puntos de recarga rápida de la compañía norteamericana Tesla. Pero existen muchos otros ejemplos europeos como Ionity (Impulsado por el consorcio BMW, Daimler, Volkswagen, Ford y KIA Motors), EVBox (empresa holandesa con más de 60 000 puntos de recarga) o Enel X (empresa italiana con más de 30 000 puntos de recarga), entre otros.


Como ejemplo nacional encontramos al consorcio formado por las empresas BSQ Solar y Fagor Electrónica que trabajan junto con ISFOC y la UPM para el desarrollo de un punto de recarga multipropósito alimentado por energía solar de alta concentración.


El proyecto, denominado PowerTree, integra además otros servicios importantes como una torre de vegetación con un sistema de purificación de aire, puntos de recarga para aparatos electrónicos, pantalla interactiva para información turística e iluminación difusa para mejorar la seguridad de los peatones durante la noche.


Tal como plantea la Agenda 2030 de Naciones Unidas en su objetivo ODS17, las alianzas para lograr los objetivos serán clave para la transición hacía una movilidad y uso de energía eficientes. Es necesario que los políticos, empresarios, dirigentes sociales y sociedad civil trabajemos juntos, poniendo en el centro de las soluciones las necesidades de las personas y de nuestras ciudades.


Pero hasta que llegue ese momento, reflexionemos sobre qué podemos aprender de esta crisis para transformar nuestro futuro.






Referencias



https://theconversation.com/si-decimos-que-son-el-futuro-por-que-no-compramos-mas-coches-electricos-135869






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